El trauma se refiere a los efectos que causan en las personas los sucesos disruptivos tales como la guerra, el genocidio, la actividad criminal, el abuso sexual, la violencia doméstica, el tráfico humano, la violencia en los barrios marginales y los desastres naturales. 
Se dice que las personas están traumatizadas cuando se sienten abrumadas por el miedo intenso, la impotencia o el horror ante la muerte o el peligro de morir. El trauma puede ocurrir cuando el sufrimiento se experimenta directamente (ya sea como víctima o perpetrador); cuando se es testigo del sufrimiento de otro e, incluso, cuando se escucha el trauma de otra persona. Es apenas natural que queramos dar la espalda a las historias del trauma. 
Aunque las estadísticas son agobiantes y nos hacen sentir indefensos, sabemos que son más que números, son personas reales, las cuales han sido afectadas una por una. Aunque apartar la vista sea una respuesta comprensible, sabemos que Jesús nunca haría esto, y tampoco lo deberían hacer sus seguidores. Las personas traumatizadas desearían también darle la espalda a su dolor; pero no solo no pueden olvidarlo, sino que —a menudo— al ser incapaces o al tener miedo de hablar sobre él, dejan que sus heridas empeoren y superen. 
Aunque cada persona experimenta el dolor del trauma a su manera, se pueden reconocer y hasta predecir las reacciones y comportamientos más comunes de una persona cuyo trauma no ha sido tratado. Las víctimas reviven el recuerdo de su trauma y enfrentan un casi inevitable trastorno del sueño, la salud y sus emociones, relaciones y esperanzas para el futuro; además, experimentan una crisis de fe, ya que el trauma se convierte en una barrera para creer en la bondad de Dios. 
Si estos síntomas duran más de un mes, constituyen un indicativo de la existencia de un trastorno por estrés postraumático (TEPT). La Dra. Diane Langberg, copresidenta de nuestro Consejo Asesor, indica que el trauma se destaca no por ser inusual, sino por ser «abrumador». Se resaltan cuatro ejes temáticos del trauma: ˬ El trauma afecta la capacidad humana de «afrontamiento» ˬ El trauma es difícil de verbalizar ˬ El trauma quebranta la dignidad ˬ El trauma destruye la libre elección No solo las personas, sino también las familias, las iglesias, las comunidades e, incluso, las naciones sufren los efectos del trauma, ya sea directamente o como testigos. Todos tenemos la tentación de negar o ignorar. El proceso de sanar para ayudar a las personas a curar el trauma, se requiere abordar las cuatro áreas antes mencionadas, así como resistir el impulso natural a la negación. 
El proceso de curación empieza cuando podemos «verbalizar» el trauma y sus causas. El acto de poder nombrarlo ha demostrado ser, en sí mismo, el desencadenante de las primeras etapas de alivio, ya que permite a la persona sentir plenamente su dolor. Para sanar el dolor del trauma, las personas necesitan además: un nuevo marco de referencia, para entender y enfrentar el mundo y su experiencia; una voz, para hablar con veracidad sobre el pasado; un sentido renovado —o una fuente— de dignidad y valor; y la recuperación de la libre elección, tanto en las decisiones grandes como en las pequeñas. Asimismo, las personas heridas necesitan restaurar la relación con el Dios de la Biblia.
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